Todos los días de mi vida les pido amablemente a mis dedos que escriban. Mis dedos, que siempre han sido muy independientes, en verano cogen la cerveza y la pelota y se van a la playa. Es casi un milagro que les haya apartado un momentito de la brisa marina y la buena compañía para escribir esto. Como era de esperar, esto es otra auto-entrevista. ¡A disfrutarlo!